Julio del 69. El hombre llega a la Luna, el belga Eddy Merckx gana el Tour de Francia y la familia Faldérault decide pasar sus vacaciones en el Mediterráneo. Comienza un viaje en 4L por carreteras secundarias, acampadas en lugares insospechados y el descubrimiento de calas paradisíacas. Momentos únicos que demuestran que la felicidad no se cuenta… ¡se vive!
En esta segunda entrega, Zidrou y Lafebre nos llevan cuatro años atrás y nos ofrecen una crónica familiar y del verano tan nostálgica como divertida. Ilusiones, alegrías y decepciones cotidianas que evocan el sabor de los helados y el olor a bronceador.
Una nostalgia que lleva aparejada cuestiones existenciales como la pérdida y la muerte, siempre tratadas con un optimismo desenfadado.
CUANDO LAS VACACIONES EN FAMILIA SON TODO MENOS ABURRIDAS... Una pareja de jubilados se instala en la orilla de un río para hacer un pícnic. Allí recuerdan sus vacaciones en Ardèche en 1973: el 4L de la familia Faldérault está aparcado frente a su casa
UNA NUEVA ENTREGA DE LAS AVENTURAS Y DESVENTURAS DE LA ENTRAÑABLE FAMILIA FALDÉRAULT
Ya es 1992 y los años han pasado para la familia Faldérault: Pierre y Mado están jubilados, Pépète se ha convertido en una joven y el 4L está en venta. Una regresión de tres décadas les lleva a recordar cómo fueron sus primeras vacaciones, a las que también se apuntaron los abuelos. El viaje con Yvette la perfecta y el abuelo bolita será menos bucólico de lo esperado, pero ¿puede ser la primera aventura de Don Bermellón algo menos que un gran recuerdo a atesorar? Saint-Étienne es el destino que, en ese 1962, tiene la respuesta.
En esta tercera entrega, Lafebre y Zidrou utilizan la Francia de los sesenta para echar una mirada a las relaciones familiares y probar que la risa y la reflexión no son incompatibles.